Este año la oposición al régimen de Nicolas Maduro decidió
el nombramiento del presidente del parlamento, Juan Guaidó, acorde tanto a ley
como al deseo del pueblo de acabar con la dictadura proimperialista sino-rusa. A
esto se llega luego de unas elecciones fraudulentas y a una crisis económica
donde el gobierno a demostrado su incompetencia y el uso de la fuerza bruta.
La creación de una criptomoneda resulta inútil frente a una
lógica clara de que ninguna organización ni grupo económico seria capaz de invertir
en una nación donde la corrupción impera en el gobierno y donde una crisis
económica genera un bajo interés. Trump y sus sanciones, así como las sanciones
de otros grupos simplemente son una forma de empeorar la situación mas no de
crearla, pues el gobierno venezolano simplemente no es apto para hacer nada mas
que reclamar al yanqui, quitarle ceros a la moneda y subir salarios sin pagar;
pero no de buscar soluciones reales dentro de un marco socialista real, en
cambio de un modelo feudal donde se diría que si el rey (jefe del estado) está
bien todos están bien, haciendo poco por el pueblo que sufre el hambre y un
éxodo masivo.
De la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) también hay mucho
que decir pues desde siempre buscaron en las elecciones terminar con el pseudo
Partido Socialista Unido (PSUV). Se creo un pueblo desarmado que con el nuevo
presidente tiene que pedir la ayuda de poderes extranjeros para terminar con el
régimen en un momento donde las posturas de los gobiernos de países vecinos
tampoco avizoran un futuro tan tranquilo.
La historia de Oscar Pérez es la del opositor que si
decidió utilizar la violencia contra el régimen violento, pero que debido a su
corto grupo quedo fácilmente eliminado. De el, si hubiese sido izquierdista, hubiese
entrado en la línea foquista de aquellos que creyeron que desde un pequeño
grupo de guerrilleros se llegaría a la revolución; mismo pensamiento causó la
muerte del Che Guevara, así como el surgimiento de varios grupos que
fracasaron, llegando en el paso del tiempo a tornarse en delincuenciales.
Ahora los países de Brasil, Colombia y Estados Unidos son
los que tienen las riendas del futuro de Venezuela, así como ser el deposito de
la esperanza de su pueblo; un mal deposito, pero un depósito. Brasil con Jair
Bolsonaro que siguió un discurso fascista en su campaña electoral declaro una
posible intervención. Iván Duque de Colombia, quien sigue la línea de Uribe,
que de democrático no se le puede decir mucho, es más bien populista. Donald
Trump, cuyos caprichos aun no llevan a los Estados Unidos a la crisis por la
división de poderes y por el poder que aun ejerce este estado en el
capitalismo, aunque lo puede perder gracias a Trump. En ellos puso la MUD, la posibilidad
de que Venezuela vuelva a ser una democracia o continúe en una dictadura sea de
Maduro o cualquiera.
Tendría que haberse recordado que la llamada “revolución
bolivariana” genero precisamente la necesidad de una revolución bolivariana y
que en ella hubo la necesidad de tomar las armas como indico Simón Bolívar para
el derrocamiento de un régimen absolutista.
Viendo este asunto en una posición derrotista, gracias a la
actitud quietista de la MUD, ahora solo cabría esperar la clemencia de las
potencias, que te intervenir sólo aceptarán una democracia burguesa que podría
hallarse débil tras Maduro y la hegemonía del PSUV que podría hasta dejar al
país en condiciones similares de Libia e Irak, donde las intervenciones fueron
el fin de la pesadilla y el inicio de otra, pero al final habrá que aceptar
este holocausto, una solución final al problema al que no se hubiese querido
llegar.
Japón e Irak: Dos intervenciones con final distinto
La posible intervención militar estadounidense en la
República Bolivariana de Venezuela se la puede ver desde dos espejos: el iraquí
y el japonés. Excluyendo mi posición ideológica donde una intervención sin la
lucha armada del propio pueblo venezolano es una situación que va en contra de
la autodeterminación del pueblo venezolano, la intervención puede al final ser
algo bueno o malo para la democracia burguesa venezolana.
Dirigiéndonos al Japón de 1945, tras ser derrotados en la
Segunda Guerra Mundial, termino siendo intervenida por las fuerzas aliadas
lideradas por los Estados Unidos. El país paso de ser una monarquía absoluta,
liderada por una clase militar, a una monarquía constitucional, liderada por la
burguesía nipona, misma cuya fuerza avanzo en el capitalismo mundial. El
emperador Hirohito y su dinastía milenaria se mantuvo en la jefatura del
estado.
La Irak de Sadam Hussein cae en el 2003, tras perder ante
una coalición multinacional liderada por los Estados Unidos, es intervenida
asumiendo un gobierno provisional de la coalición hasta que se den elecciones.
Tras las elecciones el resultado fue un pais en caos donde han proliferados
grupos terroristas desde el Estado Islámico hasta los grupos afines a Hussein.
Dos países cuyas intervenciones dieron resultados distintos
pese a ser ejercidas bajo el mismo país y bajo la misma táctica de mantener el país
intervenido hasta que se lo pacifique y pueda instaurar un gobierno democrático
¿Y qué falló entonces en Irak? La clave para el triunfo japonés fue el
emperador, el mantenimiento de la figura de un caudillo sobre la cual se juraba
lealtad, sin importar si este dirigiese o no el país.
En Japón, el caudillo era el emperador quien, pese a que no
era el que realmente administrara el país, era por el cual se luchaba en las
guerras y el que representaba a la nación. Similar hecho tendríamos con Sadam
Hussein en Irak, en su calidad de líder populista.
Con ello tenemos que, en caso de Japón, los estadounidenses
perdonaron al emperador y lo mantuvieron en su puesto al razonar que él no
estaba detrás de los crímenes de guerra cometidos por las fuerzas imperiales.
Distinto será en Irak donde Hussein era tanto el caudillo como el que regía
sobre los asuntos. Casos iguales también podríamos ver en otras intervenciones
a estados con un líder populista, como Libia con Gadafi. Mientras en Japón
avanza como potencia mundial con el hijo de Akihito, Hirohito, en Irak existen
grupos que luchan con la memoria del dictador Hussein.
¿Y qué puede pasar con Venezuela? Allí tenemos a Nicolás
Maduro, heredero de un líder populista como es Hugo Chávez, siendo de esta
forma que él también es, de cierta forma, un líder bajo el cual se le da obediencia
absoluta y por el cual habría todavía pequeños grupos que buscarían restaurarle
de triunfar una intervención. Hay que recordar también que el dictador tiene el
control sobre el ejército gracias a Chávez y a los réditos que ha recibido la
alta jerarquía militar con este régimen, así tiene un grupo que luchará por el
en el cual no se incluye los ejércitos personales que habría creado Chávez.
Bibliografía
Calderón,
V. (5 de Abril de 2011). Chávez crea su ejército personal. Obtenido de
El País España:
https://elpais.com/internacional/2011/04/04/actualidad/1301868024_850215.html
Chirinos, C. (27 de Febrero de 2014). Venezuela:
¿se repiten las condiciones del Caracazo? Obtenido de BBC Mundo:
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/02/140226_venezuela_analisis_protestas_cch
Pravda Venezuela. (28 de Septiembre de 2017). La
burguesía en Venezuela. Obtenido de Pravda Venezuela:
http://pravdavenezuela.blogspot.com/2017/09/la-burguesia-en-venezuela.html
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