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Juventud Revolucionaria

domingo, 13 de febrero de 2022

CPCCS: De vuelta el Hiperpresidencialismo


En esta semana el Consejo de Participación Ciudadana (CPCCS) fue asaltado por la Policía Nacional para que Lasso pueda con una mayoría, formada por cuatro consejeros acusados de corrupción, tomarse el control del Quinto Poder del Estado Ecuatoriano. Un golpe de estado del Ejecutivo a la Función de Transparencia y Control Social, y un paso a que Guillermo Lasso asuma a lo que Moreno tuvo que renunciar para mantener algo de estabilidad. 

Con el proceso de designación del Contralor General de Estado, la vieja mayoría no vinculada a los intereses del gobierno de turno, se disolvió al solo una de las consejeras pasar al otro bando menos de un año después de haber sido designadas las autoridades del Consejo. Que se hallan descubierto casos de concusión dentro de la ahora nueva mayoría solo aumentaron las tensiones. 

Ahora Hernán Ulloa, María Fernanda Ribadeneira, Francisco Bravo y Ibeth Estupiñán forman una mayoría que tras ser anunciado un juicio político contra ellos el 8 de febrero, al siguiente día recibió el favor del presidente Lasso y con la policía abrió las puertas del CPCCS de forma vandálica y nombró sin ningún anuncio previo como nuevos presidente y vicepresidenta a Ulloa y a Ribadeneira sin indicar razones validas para la destitución de Almeida y Rosero. 

Hernán Ulloa, simpatizante de CREO e hijo del abogado de Carlos Polit, y Maria Fernanda Ribadeneira, exsimpatizante de la desmantelada Alianza PAÍS, están como autoridades reconocidas por el gobierno de Lasso, con una mayoría destinada a hacer lo que hizo Rafael Correa obtener poder sobre la Contralaría, la Defensoría del Pueblo, el Consejo de la Judicatura, Consejo Nacional Electoral y Tribunal Contencioso Electoral. Volveremos a lo que se repudio en la Consulta de 2018, cuando el CPCCS se volvió un organismo designado mediante elecciones, a un presidente que desde la sombra designa al Contralor y demás autoridades que le de la gana. Lo único que cambia es que ahora no es Correa, sino Lasso, quien lo usará este poder para quedar impune de casos como Pandora Papers y la corrupción que venga,

Algunos ya hablan nuevamente de eliminar el CPCCS, por no tener prestigio y por solo ser un lugar inestable lleno de tensiones, cosa que al final no solo ilustra la realidad del Consejo sino de todas las instituciones del estado ecuatoriano. Una Asamblea donde ni entre los miembros de mismos partidos se ponen de acuerdo, un Gobierno en donde se incumplen las promesas de campaña y se hace toda clase de propaganda para que nos demos cuenta de las migajas que dan, un poder judicial donde los políticos siguen sin ser tocados, y un poder electoral que te hizo fraude hace un año para asegurarse de que los ricos sigan destruyendo el Ecuador.

Esa es la democracia, la democracia burguesa, donde, tras ser electos, los políticos ricos se disputan en las posiciones donde están para asumir más poder, y solo llegan a acuerdos cuando en algo les beneficia esa decisión de alguna forma o se sienten en peligro. Así es como esta conformada la institucionalidad, todas responden a las necesidad e interés de burguesía para camuflar el poder del capital, formando un sistema en donde se puedan alcanzar ciertos avances favorables al pueblo, pero nunca suficientes. 

¿Y eso significa que se debería desmantelar este sistema? Pues sí, pero no para traer a cambio a un Senado o un régimen autoritario donde un sujeto concentre el poder, no para continuar con el estado burgués y que todo siga igual o peor, sino para construir una sociedad donde los trabajadores asuman el poder, eliminando la huella de todas estas instituciones corruptas. Pero ahora son los mismos pretenden eliminarla al no ver ya uso propagandístico en ella, solo quieren seguir con el juego de cambiarle el nombre a las cosas para darles una limpia de imagen, tal como cuando el Congreso, se volvió Asamblea o el examen EAES se volvió Transformar. 

El clima político cada vez muestra indicios que se viene una dictadura al mando de Guillermo Lasso. El CPCCS, la Asamblea y otras instituciones son un contrapeso a el Ejecutivo donde el presidente ya tiene un gran poder. En este contexto, pese a lo que digan Lasso y sus ministros, ya se ha conseguido para los trabajadores y la juventud la ratificación de las reformas a la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI), así como espacios desde donde se trabaja para instrucción de las masas populares, como son los talleres de la Federación de Estudiantes Secundarios (FESE) que reciben el auspicio del CPCCS, permitiendo que la lucha popular siga abriéndose paso. 

Aquí no se trata solamente de “intereses oscuros” y definitivamente no de un “triunvirato de la conspiración”, se trata de grupos que quieren ganar más poder, y un pueblo descontento con la política antipopular de Guillermo Lasso. En la oposición a Lasso, como en toda oposición, tenemos de todo, ricos (socialcristianos y correístas) que desean gobernar para seguir explotandonos, pero también hay dirigentes populares que buscan un mejor futuro y la gran parte del pueblo buscando sobrevivir, cosa que no acabará hasta que sea una gran mayoría de ecuatorianos deje tanto el pesimismo como la creencia a los sectores políticos de adinerados, y se unan a la lucha para transformar el Ecuador donde los trabajadores tengamos el poder. 

Oportunidad para reiterar mi solidaridad con David Rosero, vicepresidente legitimo de institución, quien ha sido parte de la lucha popular junto con las distintas organizaciones populares, llegando a ser enjuiciado en los tiempos de Rafael Correa, quien desde el CPCCS trabajado para promover la participación ciudadana, una de las funciones del Consejo abandonadas en tiempos de Correa y que seguramente hubiera seguido asi con panas de Lasso en el cargo. Esto es lo que se puede hacer dentro de una democracia burguesa, y que difícilmente pasaría si Lasso asume todo el poder. 


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