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Juventud Revolucionaria

sábado, 11 de septiembre de 2021

Afganistán: la Intervención no Sirve al Pueblo


Hace 20 años sucedió el atentado en las Torres Gemelas, 11 de septiembre de 2001 ha sido un día que no se olvida en la memoria de los Estados Unidos, el pueblo fue el que más sufrió la matanza cometida en medio de la disputa entre dos antiguos aliados, el gobierno de los Estados Unidos y el extremismo islámico de Al-Qaeda. 

El gobierno de George Bush no perdió nada con ello, aprovecho la situación para iniciar los 20 años de intervención en los Afganistán, un país donde tiempo atrás habían apoyado a una serie de movimientos anticomunistas a expulsar a las tropas de su rival imperialista, la Unión Soviética, y derrocar al gobierno de la República Democrática de Afganistán en una guerra que fue de 1979 a 1992, derivando en inestabilidad política en el territorio afgano. 

Suele pasar que los grupos rabiosamente anticomunistas llevan sus tendencias políticas al otro extremo político, atacando ideas como la lucha de clases, el internacionalismo proletario, la democracia popular, los derechos de las mujeres y otras medidas revolucionarias; con un conservadurismo, ultranacionalismo, y caudillismos totalmente alejados incluso de los valores que dice profesar el capitalismo y su “democracia burguesa”. Aunque la URSS de los 80s ya estuviese lejos de ser el estado proletario y sea entonces un estado socialimperialista, los grupos anticomunistas de Afganistán, mejor conocidos como muyahidines, no se alejarían de esa línea seguida por grandes “libertadores” de sus países del comunismo, como Francisco Franco en España, Augusto Pinochet en Chile, etc.

De entre los muyahidines, serían los más extremistas quienes fundarían los talibanes con grupos de jóvenes adoctrinados por el clero islámico del Pakistán, tomando el control del país en 1996 bajo el Emirato Islámico de Afganistán, nombre donde ya demostraban que no les importaban demostrar ni un poco de modernidad como el régimen de los ayatolas en Irán con su “República Islámica”. Mientras, los Estados Unidos comenzaban a entrar de forma directa con sus tropas en el Medio Oriente con la Guerra del Golfo de 1990 bajo el interés de tomar el control de los campos petroleros de la región. 

Estas intervenciones de Estados Unidos disgustarían a los grupos ultranacionalistas, interesados también el control político y económico del Medio Oriente bajo la excusa de la yihad contra los infieles para regresar a los tiempos de los grandes califatos. Procedentes de los muyahidines y habiendo respaldado al régimen talibán, Al Qaeda de Osama Bin Laden comenzaría sus ataques contra Estados Unidos que, tras la masacre de 2.996 personas en el centro de Nueva York, llevarían a los 20 años de intervención de Estados Unidos y sus aliados en Afganistán.

La toma de Kabul en noviembre de 2001 y la muerte de Osama Bin Laden en 2011 (aunque fue en Pakistán), quizás sean las únicas victorias que obtuvo Estados Unidos incapaz de sacar las fuerzas de ocupación sin dar paso a un vacío de poder que fácilmente seria llenado por los talibanes, que encima no estarían tan contentos con mantener relaciones políticas con el régimen que en principio busco sacarles del país, pero esto se puede arreglar.

Los acuerdos de Doha entre las dos facciones pretenden asegurar los intereses de los Estados Unidos en Afganistán acercándose a los talibanes esperando que los islamistas radicales vigilen que los islamistas radicales no se refugien en el país. Asi Estados Unidos inicia su retirada y Kabul cae nuevamente bajo el régimen del Emirato Islámico.  

Estados Unidos pierde espacio en la geopolítica y culpa a los afganos; la OTAN, quienes abandonados a quienes cooperaron con ellos, busca culpables en el gobierno títere afgano que ellos pusieron; la Unión Europea (UE) ya habla de dialogo con los talibanes sin reconocer legalmente su gobierno; Donald Trump, quien inicio con los acuerdos de Doha, culpa a Joe Biden de la derrota. Mientras China se acerca a los talibanes y firma tratados para la extracción de petróleo, gas y cobre. Para las potencias imperialistas estos son solo negocios con aquellos que tienen tres billones de dólares en recursos naturales y no con quienes han impuesto una dictadura en su país, y si es posible Estados Unidos y la UE buscaran la forma de sacar su tajada. 

La guerra contra el régimen talibán ha resultado en que se mantenga el régimen talibán, Al Qaeda no murió con Osama Bin Laden y aunque Estado Islámico esta débil, sigue paseando, el fundamentalismo islámico no acaba, forjada y aún alentada por los mismo Estados Unidos para evitar el fin del régimen capitalista, mejor para ellos la inestabilidad y el terrorismo, que quedarse sin sus ganancias. 

 Los políticas machistas y conservadoras, que llegan a sobrepasar incluso la interpretación de muchos de los califas de la Edad Media, regresaron y las protestas iniciaron en un país que ha visto pasar en medio de años de inestabilidad y dominación imperialista, ciertos derechos en los que busca avanzar, no que sea arrebatados por grupos armados. Estados Unidos, la Unión Soviética, y otras potencias han fracasado, no podían venir como salvadores, la victoria frente al régimen talibán debe ser y será de los pueblos de Afganistán no de la potencia imperialista de turno. 

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