Juventud Revolucionaria

miércoles, 28 de julio de 2021

Perú: Cerca del Cambio, pero no hay que exagerar

Pedro Castillo asume hoy la presidencia del Perú, producto de la lucha popular se evito el fraude electoral que pretendía imponer a Keiko Fujimori, el pueblo consigue una victoria y las esperanzas de que exista un cambio en el Perú, pero decir que esto los llevara a la sociedad socialista, ya es salir de la realidad.

La “economía popular con mercados” fue la propuesta de Castillo que ha resonado en los medios internacionales y que evidencia una realidad, la de un gobierno socialdemócrata que se hace llamar revolucionario, cuando simplemente va a reformar la estructura capitalista para hacerla más amigable con los trabajadores, indígenas y el resto de sectores marginados a condiciones de pobreza y miseria frente a la burguesía, que con este régimen seguirá por encima siendo los dueños de los medios de producción con algunos privilegios recortados.

Realidades Latinoamericanas

Perú se va a convertir en otra Cuba o Venezuela dicen los que temen simplemente perder una minúscula parte de sus riquezas; pero nada dice que sea así. Pese a que toda Latinoamérica, exceptuando Perú, Colombia y Chile, estuvo al mando de estos gobiernos progresistas, solo se habla de crisis humanitaria en Venezuela y Nicaragua, en el resto de las naciones el desastre no contrasta mucho del que dejaron los neoliberales.

La década de Rafael Correa en el poder manchada por corrupción y represión, la crisis existe, pero el contrapeso que hizo la organización del movimiento indígena-popular por medio del Frente Popular (FPE), el Frente Unitario (FUT), y la Confederación de Nacionalidades Indígena (CONAIE), evito que el progresismo se pueda adueñar del discurso de la izquierda y del control absoluto del país. En Argentina, siempre ha vivido bajo el constante endeudamiento, los que se llamaron progresistas o revolucionarios allí incluso pertenecen al mismo Partido Justicialista (PJ) que ya gobernaba con Menem. Las favelas en Brasil siguen existiendo pese al gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) desarrollo un proceso de modernización en el país donde, en el mandato de Lula da Silva, el PIB subió de 558.32 mil millones en 2003 a 2.616 billones en 2011, llegando a expandir la influencia geopolítica con Odebrecht.

Uruguay, en cambio, es vista como uno de los ejemplos del “socialismo del siglo XXI”, teniendo un crecimiento del PIB igual al Brasil y un gobierno que ha sabido mantener su popularidad y rostro de izquierda a lo largo del tiempo, aunque eso no evito la derrota del Frente Amplio (FAU) en 2019 por un estrecho margen de 28 mil votos.

Puede que algunas de estas realidades se repitan en Perú, pero no con exactitud, todo depende de la propia situación del país en la que dudosamente se podrá, aunque se quiera, seguir el ejemplo de Venezuela.

La realidad Peruana

El Perú es un país donde han tenido una dura crisis política, con 4 presidentes en 4 años, la institucionalidad se encuentra totalmente desprestigiada y los grandes partidos políticos como la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), Fuerza Popular (FPP) y el ollantismo, han simplemente perdido mucho o todo su peso político. La izquierda se encuentra fragmentada en Juntos por el Perú (JP), el Frente Amplio (FAP), y otros sectores más que, de no ser por la segunda vuelta, jamás hubieran pensado en darle apoyo a Castillo.

Similar a la situación ecuatoriana, donde la izquierda aglutinada electoralmente en partidos como Pachakutik (PK) y Unidad Popular (UP) y organizaciones sociales como el FPE, FUT y CONAIE, tras el gobierno de Correa emprender una política antipopular, se opusieron firmemente al gobierno de Correa, con grandes movilizaciones populares en que sufrieron de la represión del régimen y obtuvieron una presencia importante en los medios de comunicación, en Peru la izquierda no se halla totalmente a la merced de Castillo. 

Solo hay que recordar que, en principio, Pedro Castillo solo consiguió que el 10% de la población le vote en primera vuelta, un hecho inédito, muestra de la crisis del país, solo ganado la segunda vuelta por el apoyo del resto de fuerzas que no han estado de acuerdo con su conservadurismo en temas como derechos de la mujer y la comunidad LGBTI+. Una izquierda fragmentada que no podrá simplemente ser seducida por el carisma de Castillo y haciendo que tenga que responder ante el pueblo, incluso si no quiere, por sus acciones al ser incapaz de tener control absoluto de las instituciones, forzada a cumplir con el gobierno que prometió en campaña.

Lo mejor que se puede esperar es que lleguen a alcanzarse ciertos anhelos populares con la Nueva Constitución y ciertas reformas que se alcancen en el gobierno de Pedro Castillo, pero no un cambio que rompa con la situación de pobreza de todos dentro de las clases populares, la corrupción de los grandes empresarios y sus sirvientes en la política no se terminara tampoco con estas reformas, solo la revolución y el socialismo lo harán con el fin de su principal fuente poder, desde donde captan los millones con los cuales corromper la justicia, el control de lo medios de producción.

Poco a poco el “socialismo del siglo XXI” va perdiendo su presencia como la única opción de “izquierda”; en Ecuador, PK y UPE estuvieron a punto de llevar a Yaku Perez a segunda vuelta; en Brasil, la Unidad Popular por el Socialismo (UPB), la Unión de la Juventud Revolucionaria (UJR) y las demás organizaciones luchan contra el régimen de Bolsonaro; en Perú, frente a las alternativas socialdemócratas y la pretensiones de los fascistas de tomarse el poder a la fuerza tras ser derrotados electoralmente, el Partido Comunista Peruano (marxista-leninista) debe fortalecerse, echando afuera la campaña anticomunista y dando algo en que la burguesía, los corruptos, y el fujimorismo realmente teman.

Los pueblos del Perú y de Latinoamérica deben seguir buscando el camino hacia un cambio real, efectivo para los trabajadores, en la organización de la lucha popular contra el orden capitalista. Los trabajadores deben estar vigilantes a las acciones del gobierno y la oposición, seguir luchando para que se cumpla lo prometido y por ampliar la victoria popular.

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