Una sorpresa la que nos encontramos en las ultimas elecciones presidenciales, Luisa González y Daniel Noboa serán los que disputen la segunda vuelta y uno de los remplazará a Guillermo Lasso como presidente del Ecuador. Ninguno es nada nuevo en la política, pero aún así hablan de cambiar el país al que destruyeron.
Luisa González es la representante del correísmo, fuerza que durante 10 años gobernó al país en medio de la corrupción, privatizaciones y demás políticas antipopulares. Un régimen que se proclamó de izquierda pero entregaba contratos a Jan Topic e Isabel Noboa. Pese a eso y a la falta de propuesta de la candidata, la nostalgia a un pasado mejor les ha hecho obtener el primer lugar. Una percepción provocada más por la crisis general del capitalismo, que solo va en aumento, que porque realmente se haya tratado de un buen gobierno, como presume el correísmo.
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Daniel Noboa representa a una de las familias más ricas del Ecuador. Su padre, Álvaro Noboa, es un reconocido empresario, meme, evasor de impuestos y perdedor de elecciones. Menos conocido es su papel como explotador y represor de protestas. A esto sumamos a su tía, Isabel, que ha obtenido contratos tanto con Correa como con Moreno y Lasso. Por su propio lado, Daniel Noboa ya fue asambleísta, curul desde la que apoyó las medidas neoliberales de Guillermo Lasso entre las que se incluye la Ley de Inversiones y la muerte cruzada, además es candidato por antigua Alianza PAÍS de Rafael Correa, hoy Movimiento MOVER y Pueblo, Igualdad y Democracia (PID) de primo del expresidente Moreno.
Pese a esto Daniel Noboa fue la sorpresa de la noche, no se esperaba mucho de su candidatura. Las encuestas no le daban más del 7%, pero tras un excelente desempeño en el debate y su abultada billetera, obtuvo un gran apoyo mientras otras candidaturas se debilitaron, elevando la importancia del debate en las elecciones y dando visibilidad a este "cambio generacional" dentro de misma burguesía.
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Hasta ese día parecía que iba a
ser Jan Topic, apuesta del Partido Social Cristiano (PSC), quien aprovecharía
el miedo frente a la inseguridad, fortalecido por el asesinato de Fernando
Villavicencio. Sin embargo, su discurso monotemático, que solo planteaba
represión para obtener paz, no funciono. Un pequeño estate quieto a quienes en
nombre de la seguridad, quieren aplastar nuestros derechos, pues queda en una cuarta posición.
Fernando Villavicencio también le dio a su amigo Cristian Zurita un tercer lugar. Un voto emocional. Aquí no importó ni el plan de gobierno, ni la asociación con María Paula Romo y el resto de los ex-Ruptura, solo la pena y el reclamo de justicia para el candidato, entrando en los corazones de los ecuatorianos de distintas tendencias. Votación que ahora tocará ver como aprovecha Maria Paula Romo esta victoria que al final del día favorece a la que repartió a hospitales en plena pandemia y no al difunto Villavicencio.
- Véase También: Ruptura 25: Jodiendo al País con Alianza País y Otros
Ahora el correísmo y Noboa se
enfrentan a la posibilidad de volver a perder una segunda vuelta. Los
correístas tienen cercana la derrota ante Guillermo Lasso. Noboa tiene las
múltiples derrotas de su padre en segunda vuelta hace más de una década, siendo la última de esas ocasiones ante Rafael Correa. Lo que
hace a muchas personas anticorreístas sigue presente en la memoria colectiva;
lo que hizo a muchos rechazar a Alvarito, no tanto. Ambas facciones fueron alguna vez vistas como el mal menor ante el otro, pero tras una década de correísmo y el nefasto gobierno de Lasso, ¿Qué pasará ahora?
Las elecciones anticipadas con
las que Lasso dejará el poder, nos deja otra vez con el correísmo y otro
representante de los ricos disputándose el poder para luego volver a negociar
entre ellos, pues al final el poder público solo se trata del “consejo de
administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa” (Marx) .
El pueblo espera un cambio con uno de ellos en el poder, pero la realidad es
que no pasará.
No todo fue malo, pues los
pueblos consiguieron una gran victoria con el Sí al Yasuní y el Choco Andino, un
hito en el que son los pueblos quienes hemos hecho un llamado al fin de un
modelo insostenible de desarrollo en el que la naturaleza, la vida y el futuro de
la humanidad es el que resulta afectado.