Juventud Revolucionaria

miércoles, 16 de octubre de 2019

Ecuador, Cataluña y Venezuela: ¿Qué diferencia a estas protestas?


El domingo pasado tras 11 días de paro nacional los pueblos del Ecuador vencieron al gobierno del licenciado Moreno y sus medidas económicas neoliberales impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI). En Cataluña, el proceso independentista ha permanecido varado desde los hechos de hace dos años, volviéndose a sacudir el país ante la sentencia en contra de los líderes del procés. En Venezuela, no hay realmente mucho que decir últimamente, desde su proclamación como presidente, Juan Guaido no ha podido asumir el poder.

Las magnitudes a las que han llegado estas protestas han sido comparables, pero lo conseguido en estas no ha sido igual. El triunfo de Ecuador contra el FMI, no se compara a la continuidad de la represión en Cataluña y en Venezuela donde el gobierno español y el régimen de Nicolás Maduro respectivamente mantienen el poder. ¿Cuál es la causa de esto?

La situación catalana inicio más allá del 1 de octubre de 2017, día del referéndum unilateral, viene de años de una España donde el franquismo intentó instaurar un estado unitario en donde existen distintas lenguas y distintas culturas. La democracia franquista finalmente tuvo que aceptar eso y generó las autonomías. Parecía que todo quedaría allí, con nada más que algunos grupos proindependentista pidiendo la ruptura con España, mas no fue así.

Tras la crisis de 2008, el aliento independentista se incrementó en el desprecio de la corrupción de las instituciones del estado español. Con ello vino la derecha catalana, exactamente la de la Convergència Democràtica (CDC) de Artur Mas, que comenzara a apostar por el independentismo ante el fracaso de los intentos de que el gobierno de Mariano Rajoy acepte un nuevo pacto fiscal donde la Generalitat obtendría autonomía económica similar al del País Vasco. Desde entonces el CDC y Mas apoyaron su campaña en el independentismo, buscando distanciarse de la corrupción de Jordi Pujol.

Se irían dando manifestaciones desde el 2012 y una consulta de 2014, pero no serían suficiente para que otros grupos independentistas ignoren la corrupción del CDC, la Candidatura d'Unitat Popular (CUP) no aceptaría votar a Artur Mas lo que llevaría a Carles Puigdemont a la presidencia, tras esto vendrán más manifestaciones y una consulta de 2017, que llevará a que toda la derecha antiindependentista se alie para suspender la autonomía, tra ello de vendrían más manifestaciones y una elección donde llegaría otro presidente y un gobierno sin poder, mientras el viejo CDC ha buscado continuar su distanciamiento de la corrupción bajo nombres como Partido Demócrata Europeo (PdeCat) o Junts per Catalunya (JxCat).
«Solo una ruptura política con la monarquía, solo la proclamación de la República Popular y Federativa  permitirá a las nacionalidades históricas decidir su encaje en el  conjunto de España.» (Comité Ejecutivo Partido Comunista de España (marxista-leninista), 2019)
En Venezuela, no hay el problema de una lucha independentista sino el problema de un gobierno incompetente para solucionar la crisis económica del país. El disgusto del pueblo ha llevado a manifestaciones que fueron contestadas con represión y se han extendido por toda la presidencia de Nicolás Maduro. Mientras la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) mantuvo por años la tendencia de buscar ganarle a Maduro por la vía electoral y otros medios legales, pese a saber de que las elecciones son manipuladas por un Consejo Nacional Electoral (CNE) sumiso al ejecutivo, consiguiendo la Asamblea Nacional, pero no la presidencia del país. Los últimos han sido un referéndum revocatorio en 2017 y la proclamación de Guaido como presidente dentro de lo que se considero un vacio de poder al la Asamblea Nacional desconocer las elecciones. Ya todo este año ha buscado nuevamente que se hagan elecciones o poder asumir efectivamente el poder sin llegar a conseguir realmente algún resultado. Quizás creyendo que podían tener la victoria que consiguió la vieja derecha brasileña y argentina con sus enemigos “progresistas", sin considerar que la correlación de fuerzas es diferente en estos países que en Venezuela con todas las funciones del estado en poder del Partido “Socialista” Unido (PSUV).

En si el problema de Venezuela y Cataluña, no han sido precisamente las manifestaciones,  sino la dirigencia de estos por una derecha que solo ha buscado su interés político en las victorias electorales. Líderes como Juan Guaido y Carles Puigdemont junto con su MUD y JxCat no están para buscar el beneficio popular, no tienen fuertes ideales de libertad y democracia, pues solo buscan que su sector de la burguesía tengan mayor poder, lo cual provoca que su deseo de darle fuerza a una lucha popular para derrocar el orden político existente sea débil, pues es posible que ese orden político existente le permita alcanzar su ambición igualmente. Eso ha llevado a manifestaciones cuya fuerza es intermitente, y que no terminan de llegar al triunfo por la acción inmovilista de la derecha que se pone al frente de estas. Teniendo como simple amenaza que se haga efectivo el objetivo final de estas.
A diferencia, en Ecuador, los dirigentes de las protestas han tenido influencia de distintas corrientes de izquierda, con miembros de la clase trabajadora y no de la burguesía ecuatoriana que al final se puso totalmente en respaldo del licenciado Moreno ante el miedo de que este levantamiento termine con el régimen capitalista. El Colectivo Unitario integrado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas (CONAIE), el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) y el Frente Popular (FP) hicieron que el poder popular sirva realmente a los pueblos del Ecuador y no al interés  de la burguesía como intento hacer el Partido Social-Cristiano (PSC) en Guayaquil.

Marx entendía que sin ideología, que sin saber como y que hacer para conseguir el triunfo de la revolución y de la clase trabajadora. La simple lucha por sus derechos no va llevar a nada si no sabe como practicarlos, pues no entender ello lo llevara fácilmente a volver a ser oprimido.
El marxismo-leninismo es eso, la ideología que con el paso del tiempo ha ido evolucionando para enseñar como se debe usar la libertad a beneficio general de la clase trabajadora, aquella que terminará ostentando el poder político con esta. Esta ideología fue la que termino con pensamiento idealistas provenientes del socialismo utópico que sostenían que solo se necesitaba que la clase trabajadora luche y no que se dedique a pensar que hacer cuando triunfe.

Esto que esta también sostenido por el materialismo histórico donde al final las relaciones de producción sobreviven gracias a la ideología de la sociedad, la superestructura siendo en el caso del feudalismo, el derecho divino, y en el capitalismo, el individualismo y la libertad personal. En el socialismo es la creencia en que todo el que trabaja merece una vida cómoda la que sostiene sistema. Claro que esta es una simplificación, pues términos como absolutismo, neoliberalismo y marxismo no solo significan eso, sino también las políticas que sostendrán a tal régimen.

El acercamiento de una lucha popular a la izquierda le entrega triunfos que pueden considerarse momentáneos, pero el acercamiento de esta lucha al marxismo le da el triunfo máximo que es la conquista del poder. Los ecuatorianos le enseñamos a nuestra derecha quien puede mandar el país fácilmente, pero falta que se entienda la forma de ostentar el poder de forma absoluta para tomarlo. Este es el deber del Partido Comunista Marxista-Leninista del Ecuador (PCMLE), enseñar que su ideología satanizada es solución, al igual que lo deben que hacer el Partido Comunista de España (Marxista-Leninista) (PCE m-l)  Partido Comunista Marxista-Leninista de Venezuela (PCMLV) frente a la tergiversación del “socialismo del siglo XXI" y la desmovilización que crea la derecha disfrazada de “revolucionaria”.

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